Llueve en Santo Domingo
Por: Providencia Rossi Pujols
El cielo de Santo Domingo no ha visto hoy la luz del sol,
La lluvia se apodero de las nubes, del sol.
El agua cae a cantaros en la ciudad,
Llenando las calles, los ríos, las lagunas, las cabañas y las casa
De aquellos que no tienen casa, sino más bien una figura parecida.
Mientras observo tras el cristal de mi ventana,
Contemplo la quietud de la ciudad alegre a la que estoy acostumbrada,
Con su transito congestionado, ruidoso, lleno de colorido y alegría.
Este Santo Domingo de hoy, es distinto
Silencioso, gris, parco, solitario
La lluvia tenaz lo ha cambiado todo por un día, dos días.
Hoy el sol ha delegado su reinado a la lluvia
Que se apodero del espacio, de las calles, de los edificios de cemento
Donde sus habitantes desde lo alto de un octavo piso la ven caer de un
Modo romántico y hasta erótico,
Allá, en la periferia, en las casa de cartón es otra lluvia
No es tan romántica, cuando moja hasta los tuétanos a la madre que a las
Primeras gotas es empujada a salir huyendo ante la amenaza de ser
Arrasada por la corriente junto a sus hijos.
La magia termina cuando la pobreza obliga
Que manera esta tan particular de recibir el verano, santo domingo
A ritmo de lluvia,
Tiñendo de gris la ciudad
Mojando los pies del transeúnte,
Con la molestosa gotera en el rostro adormilado del niño que tiene como
Patio la orilla del Ozama,
Que ocurrencia la tuya santo domingo
Cuando has crecido hacia arriba, con tus altos edificios de cristales Relucientes,
Justo en el centro, donde llevan de la mano al turista extranjero,
Y en la orilla, el cinturón aprieta la miseria, sin ojos para ver,
Sin oídos para escuchar el llanto ahogado del niño sin pan y el padre sin
Oficio
Que manera tan particular de recibir el verano, Santo Domingo
La magia termina cuando la pobreza obliga
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